El dolor de rodilla puede dificultar las actividades cotidianas, por lo que averiguar a qué se debe es el primer paso para aliviarlo. Dos de las causas más comunes son la artrosis y la artritis reumatoide. Aunque ambas afectan a las articulaciones, son enfermedades muy diferentes con causas, síntomas y tratamientos únicos.
En esta guía le explicamos cómo detectar las diferencias clave entre la artrosis y la artritis reumatoide en las rodillas. Desde comprender lo que ocurre en el interior de las articulaciones hasta saber cuándo es el momento de consultar a un especialista, adquirirás los conocimientos necesarios para tomar las riendas de la salud de tus rodillas.
Tanto si padece rigidez por las mañanas, hinchazón después de la actividad o molestias crónicas que limitan su estilo de vida, reconocer el tipo de artritis que padece puede ayudarle a elegir el tratamiento adecuado y a seguir moviéndose con confianza.
¿Qué es la artrosis?
La artrosis (OA) es la forma más común de artritis. Se produce cuando el cartílago que amortigua los extremos de los huesos se desgasta con el tiempo. Afecta principalmente a las articulaciones que soportan peso, como las rodillas, las caderas y la columna vertebral, y provoca dolor y rigidez. El carácter degenerativo de la osteoartritis significa que, a medida que el cartílago se va desgastando, los huesos pueden empezar a rozarse entre sí, lo que provoca importantes molestias y limita la movilidad.
Con el tiempo, la artrosis puede provocar la aparición de espolones óseos y una disminución del espacio articular, lo que agrava el dolor y reduce la flexibilidad. Factores como la edad, la obesidad, las lesiones articulares previas y la predisposición genética pueden aumentar la probabilidad de padecer osteoartritis. El tratamiento de la OA suele implicar cambios en el estilo de vida, fisioterapia y, en ocasiones, intervenciones quirúrgicas para mantener la función articular y la calidad de vida.
¿Qué es la artritis reumatoide?
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca por error a los tejidos del propio organismo, afectando principalmente a las articulaciones. La AR suele afectar a varias articulaciones y puede causar inflamación, dolor e hinchazón. A diferencia de la artrosis, la AR también puede afectar a otros sistemas del organismo, provocando síntomas como fatiga y afectación de órganos.
La AR se caracteriza por periodos de brotes y remisión, lo que hace que su tratamiento sea complejo y a menudo requiera una combinación de medicamentos para controlar la respuesta inmunitaria. La intervención precoz con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) puede prevenir el daño articular y preservar la función articular. Comprender el impacto sistémico de la AR es crucial para una atención integral, ya que exige un enfoque holístico del tratamiento que vaya más allá del mero control de los síntomas articulares.
Síntomas de la artrosis
Reconocer los síntomas de la artrosis puede ayudarle a buscar consejo médico a tiempo. La identificación precoz de los síntomas puede conducir a intervenciones que pueden ralentizar la progresión y mejorar su funcionamiento diario. Ser consciente de cómo se manifiesta la artrosis le permite vigilar los cambios en su cuerpo y buscar orientación médica cuando sea necesario.
Síntomas comunes de la artrosis
- Dolor y sensibilidad: Es frecuente sentir dolor durante o después del movimiento. También puede sentir sensibilidad al aplicar presión sobre la rodilla. Este dolor puede ser persistente o intermitente, a menudo empeora con la actividad y se alivia con el reposo.
- Rigidez: La rigidez articular suele ser más pronunciada después de despertarse o tras un periodo de inactividad. La rigidez matutina suele desaparecer en 30 minutos, pero puede ser un problema diario que afecte a tu capacidad para empezar el día sin problemas.
- Pérdida de flexibilidad: Es posible que le resulte difícil mover la rodilla en toda su amplitud de movimiento. Esta restricción puede impedir las actividades normales y dificultar la realización de tareas como agacharse o arrodillarse.
- Sensación de chirrido: Es posible que sienta u oiga una sensación de chirrido cuando utilice la rodilla. Esta sensación, conocida como crepitación, se produce cuando las superficies rugosas de la articulación chocan entre sí.
- Espolones óseos: Estos fragmentos adicionales de hueso pueden formarse alrededor de la articulación afectada. Los espolones óseos pueden contribuir al dolor y limitar aún más el movimiento de la articulación, complicando el tratamiento de la enfermedad.
Síntomas de la artritis reumatoide
Los síntomas de la AR pueden ser más sistémicos y graves que los de la OA. La detección precoz de estos síntomas puede mejorar la gestión y el control de la progresión de la enfermedad. La AR no sólo afecta a la salud de las articulaciones, sino que también puede tener efectos generalizados en el bienestar general, lo que requiere un enfoque integral del tratamiento.
Síntomas comunes de la artritis reumatoide
- Dolor e inflamación articular: La AR suele causar inflamación dolorosa en múltiples articulaciones, incluidas las rodillas. Esta inflamación es una característica distintiva de la AR y puede provocar lesiones articulares si no se trata adecuadamente.
- Rigidez matutina: La rigidez suele durar más que en la OA, a menudo más de una hora. Esta rigidez prolongada puede interferir significativamente con las rutinas matutinas y las actividades diarias.
- Fatiga: Muchos pacientes con AR experimentan fatiga y una sensación general de malestar. Este síntoma sistémico puede ser debilitante y afectar a la salud mental y la calidad de vida.
- Calor y enrojecimiento: La articulación inflamada puede estar caliente y enrojecida. Estos signos de inflamación son indicativos de una enfermedad activa y deben motivar una evaluación médica.
- Síntomas simétricos: La AR suele afectar a las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo. Esta simetría es una característica distintiva de la AR, que ayuda a diferenciarla de otras formas de artritis.

Diferencias clave entre la artrosis y la artritis reumatoide
Comprender las diferencias puede ayudarle a usted y a su profesional sanitario a determinar qué enfermedad puede padecer. Este conocimiento es esencial para desarrollar un plan de tratamiento a medida que aborde los mecanismos específicos de la enfermedad que afecta a sus articulaciones. Cada tipo de artritis requiere un tratamiento específico, lo que subraya la importancia de un diagnóstico preciso.
Causa de la afección
- Artrosis: Causada principalmente por el desgaste del cartílago articular con el paso del tiempo. La rotura mecánica de las estructuras articulares caracteriza esta afección, en la que influyen factores como la edad, la obesidad y las lesiones articulares.
- Artritis reumatoide: Trastorno autoinmune en el que el sistema inmunitario ataca las articulaciones. El proceso inflamatorio se debe a una disfunción del sistema inmunitario, por lo que los tratamientos inmunomoduladores son vitales para su tratamiento.
Edad de inicio
- Osteoartritis: Suele desarrollarse con la edad, especialmente después de los 50 años. El envejecimiento es un factor de riesgo importante, pero también pueden verse afectadas personas más jóvenes con lesiones articulares o predisposición genética.
- Artritis reumatoide: Puede aparecer a cualquier edad, pero suele comenzar entre los 30 y los 60 años. La aparición precoz puede ser especialmente difícil y afectar a la vida profesional y familiar, por lo que es necesario un enfoque proactivo del tratamiento.
Articulaciones afectadas
- Osteoartritis: Suele afectar a articulaciones individuales, como una sola rodilla. La naturaleza localizada de la osteoartritis permite terapias e intervenciones específicas dirigidas a la articulación afectada.
- Artritis reumatoide: A menudo afecta a múltiples articulaciones de forma simétrica. La afectación sistémica de la AR requiere un enfoque terapéutico integral, que aborde tanto los síntomas articulares como los extraarticulares.
Naturaleza de los síntomas
- Osteoartritis: Los síntomas se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo. La progresión gradual suele ofrecer oportunidades de intervención temprana y modificaciones del estilo de vida para frenar el avance de la enfermedad.
- Artritis reumatoide: Los síntomas pueden desarrollarse rápidamente y ser más intensos. La agresividad de la artritis reumatoide requiere atención médica inmediata para evitar daños irreversibles en las articulaciones.
Diagnóstico y opciones de tratamiento
El diagnóstico y el tratamiento adecuados son esenciales para controlar los síntomas y prevenir el daño articular. Un diagnóstico preciso implica una combinación de evaluación clínica, diagnóstico por imagen y pruebas de laboratorio para distinguir entre la osteoartritis y la artritis reumatoide. Los planes de tratamiento personalizados son cruciales para hacer frente a las dificultades propias de cada enfermedad.
Diagnóstico de la artrosis y la artritis reumatoide
- Exploración física: El médico comprobará si hay hinchazón, enrojecimiento y calor. Una evaluación clínica exhaustiva puede proporcionar información valiosa sobre el tipo y la gravedad de la artritis.
- Pruebas de imagen: Las radiografías y las resonancias magnéticas pueden ayudar a visualizar el daño articular y la inflamación. Estas modalidades de diagnóstico por imagen son fundamentales para evaluar el alcance de la afectación articular y orientar las decisiones de tratamiento.
- Análisis de sangre: Especialmente en el caso de la AR, los análisis de sangre pueden detectar anticuerpos específicos. Pruebas como el factor reumatoide y los anticuerpos anti-CCP son esenciales para confirmar el diagnóstico de AR y controlar la actividad de la enfermedad.
Opciones de tratamiento
Tratamientos de la artrosis
- Modificaciones del estilo de vida: Lapérdida de peso, el ejercicio y la fisioterapia pueden ayudar a aliviar los síntomas. Estos cambios pueden mejorar la función articular y retrasar la progresión de la osteoartritis.
- Cirugía: En los casos en que el dolor de rodilla provocado por la artrosis limita considerablemente las actividades cotidianas y los tratamientos conservadores no han proporcionado alivio, la embolización de la arteria genicular puede ser una opción. Este procedimiento mínimamente invasivo reduce el dolor disminuyendo el flujo sanguíneo a las zonas inflamadas de la rodilla, lo que ayuda a recuperar la comodidad y la movilidad sin cirugía.
Tratamientos de la artritis reumatoide
- Medicamentos: Los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD) y los biológicos pueden ralentizar la progresión de la enfermedad. Estas terapias actúan sobre los procesos inmunitarios subyacentes, reduciendo la inflamación y previniendo el daño articular.
- Fisioterapia: Ayuda a mantener la flexibilidad y la fuerza de las articulaciones. La fisioterapia regular puede mejorar la función y reducir el dolor, complementando los tratamientos médicos.
- Cambios en el estilo de vida: Una dieta equilibrada y el ejercicio regular pueden mejorar la salud en general. Los ajustes holísticos del estilo de vida pueden apoyar los tratamientos médicos y mejorar la calidad de vida.
Controle su salud articular
Comprender las diferencias entre la artrosis y la artritis reumatoide es el primer paso para encontrar alivio y proteger su movilidad. Si siente dolor, rigidez o hinchazón en la rodilla, no espere, consulte a un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado.
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Preguntas frecuentes
La artrosis suele causar dolor que empeora con la actividad y mejora con el reposo, junto con rigidez tras periodos de inactividad. La artritis reumatoide suele causar rigidez que es peor por la mañana y dura más de 30 minutos, junto con hinchazón en múltiples articulaciones y posible fatiga.
Sí. La GAE es un procedimiento mínimamente invasivo que reduce el flujo sanguíneo a las zonas inflamadas de la rodilla. Esto puede ayudar a aliviar el dolor crónico de la artrosis cuando otros tratamientos no han funcionado, sin necesidad de cirugía mayor.
Si el dolor, la rigidez o la inflamación de la rodilla interfieren en las actividades cotidianas, duran más de unas semanas o siguen empeorando, es hora de consultar a un especialista. Un diagnóstico precoz puede ayudar a prevenir daños articulares mayores y mejorar los resultados a largo plazo.