Del dolor de por vida al alivio duradero: La transformación de un paciente con UVVC
Vivir con dolor a diario puede pasar factura no sólo al cuerpo, sino también al espíritu. Para un paciente de la UVVC, el dolor había formado parte de su vida durante décadas, desde la infancia hasta bien entrada la edad adulta. Nació con pie zambo y fue operado por primera vez a los 13 años. A lo largo de los años, diversos procedimientos y tratamientos le ofrecieron poco alivio duradero. Todo eso cambió con la atención de United Vein & Vascular Centers (UVVC).
Este paciente, que ahora tiene 61 años, describe su experiencia en la UVVC como algo que le ha cambiado la vida.
Descubrir la UVVC
Comenzó con una visita al Dr. Kirsch para un tratamiento de las venas. Después de tantos años de cuidados incómodos y prolongados en otros lugares, esta cita fue refrescantemente sencilla. El proceso fue sencillo y apenas hubo dolor.
En ese momento, también estaba siendo tratado por un especialista del pie por una herida persistente. A pesar de varias visitas y de los continuos analgésicos, el problema seguía sin resolverse. No había signos de curación, sólo molestias continuas y una frustración creciente.
El Dr. Kirsch remitió a la paciente al Dr. Lam, de la UVVC, para el cuidado de las heridas. Desde la primera reunión, estaba claro que esto sería diferente.
Un nuevo enfoque de la curación
El Dr. Lam le presentó la posibilidad de un injerto de piel. No sólo era un próximo paso prometedor, sino que sería el primero en recibir este tratamiento de injerto concreto en la UVVC.
Después de la intervención le dolió un poco, pero comparado con años de dolor persistente, no fue nada grave. Y lo que es más importante, por fin sentía que las cosas iban por buen camino.
Cuando llegó su primera visita de seguimiento, estaba claro que el injerto estaba funcionando. La herida se estaba cerrando, la inflamación había disminuido y la piel circundante parecía más sana que hacía años. Por primera vez en mucho tiempo, vio pruebas tangibles de que su viaje se encaminaba hacia la recuperación. Este enfoque personalizado y previsor de la curación le devolvió la convicción de que una vida sin dolor crónico estaba a su alcance.
Desde el primer día, la Dra. Lam le hizo sentirse cómodo, informado y respaldado. Su amabilidad, calidez y atención al detalle causaron una impresión duradera. La experiencia fue profundamente personal: se sintió algo más que un gráfico o un expediente.
El dolor antes del tratamiento
Vivir con las secuelas de múltiples operaciones de pie zambo nunca fue fácil. Estar de pie durante mucho tiempo era difícil. Una o dos horas de pie le obligaban a buscar una pared donde apoyarse o a sentarse para aliviar la presión.
El sueño se veía interrumpido constantemente por el malestar. Tenía poca energía y hasta las tareas rutinarias le resultaban difíciles. Para alguien que trabaja en un puesto físicamente exigente, pasando muchas horas de pie, este dolor continuo tenía un impacto real en la calidad de vida.
Una perspectiva totalmente nueva
Tras el procedimiento, las mejoras fueron significativas. Donde antes el dolor limitaba la actividad, ahora había libertad y comodidad. Podía trabajar un turno de ocho horas sin molestias, dormir plácidamente y moverse por la vida cotidiana con una nueva sensación de energía.
La vida familiar también cambió a mejor. Con menos dolor había más paciencia, alegría y compromiso. Ya no se perdía actividades familiares ni interrumpía salidas por limitaciones físicas.
Cosas tan sencillas como andar por casa o hacer recados volvieron a ser placenteras. Por fin podía vivir la vida que había estado esperando.
Más que un medicamento
Una de las partes más significativas de su viaje fue la forma en que la UVVC enfocó su atención. El tratamiento fue más allá de tratar una herida o mejorar la circulación; se centró en su bienestar general. Desde el momento en que entró por la puerta, todos los miembros del equipo le trataron con respeto y amabilidad.
El personal de recepción le saludó por su nombre y se aseguró de que se sintiera cómodo en la recepción. El personal de enfermería se tomó su tiempo para explicarle cada paso de su plan de cuidados y comprobó que se sentía cómodo antes y después de los procedimientos. Los médicos hacían pausas entre las citas para escucharle, asegurándose de que entendía sus opciones y se sentía seguro en cada decisión.
A lo largo de su recuperación, recibió llamadas de seguimiento periódicas para supervisar su evolución y responder a cualquier nueva pregunta. Cuando una tarde mencionó una pequeña molestia, una enfermera coordinadora concertó una visita el mismo día para ajustar su tratamiento y aliviar sus preocupaciones. Los pequeños gestos, como ofrecerle una manta caliente durante las visitas más largas o proporcionarle instrucciones claras y por escrito para los cuidados en casa, reforzaron que era algo más que un número de caso.
Este nivel de atención compasiva e individualizada no sólo le ayudó a curarse, sino que le devolvió la fe en la asistencia sanitaria. Tras años de visitas impersonales y soluciones temporales, por fin experimentó una colaboración en su tratamiento, basada en la confianza, el respeto y una atención genuina.
Esperanza restablecida
Antes de llegar a la UVVC, no quería hacerse ilusiones. Después de años de probar distintos tratamientos sin apenas resultados, le costaba creer que algo pudiera funcionar realmente. Pero esta vez, las cosas eran diferentes.
Con tiempo, paciencia y el equipo adecuado, se produjo la curación. No fue sólo física, sino también emocional. Pasó de sobrevivir cada día a volver a disfrutar de la vida.
Consejos para los demás
Para cualquiera que se plantee el cuidado de venas o heridas, sobre todo después de afecciones complejas como la cirugía de pie zambo, este paciente ofrece un consejo sencillo: no espere y no tenga miedo.
El procedimiento no sólo ayudó, sino que lo cambió todo.
Si ha vivido con dolor, heridas de curación lenta o limitaciones derivadas de una enfermedad anterior, no se conforme. La atención personalizada y compasiva es posible. Llegar a United Vein & Vascular Centers para programar una consulta y dar el primer paso hacia el alivio.
Preguntas frecuentes
El dolor puede empeorar por la noche debido a la menor actividad y distracción, lo que le hace más consciente de las molestias. Acostarse también puede aumentar el flujo sanguíneo a la zona, provocando hinchazón y mayor sensibilidad.
Aunque el injerto de piel proporciona una nueva capa, la piel original no se regenera totalmente en la zona tratada. El injerto se integrará con el tejido circundante, creando una nueva superficie cicatrizada.
Los injertos de piel suelen tardar de 2 a 3 semanas en empezar a cicatrizar, pero la recuperación total puede tardar varios meses, dependiendo del tamaño y la localización del injerto.