Piernas inquietas y arteriopatía periférica: cómo diferenciarlas

23 de octubre de 2025
Por United Vein & Vascular Centers

Las molestias en las piernas pueden adoptar muchas formas, pero no todos los problemas de piernas son iguales. El síndrome de las piernas inquietas (SPI) y la arteriopatía periférica (arteriopatía periférica ) afectan a las piernas, pero tienen causas muy diferentes y requieren tratamientos distintos.

El SPI es una afección neurológica que provoca un impulso incontrolable de mover las piernas, que suele aparecer durante el reposo o por la noche. La arteriopatía periférica es un problema circulatorio causado por el estrechamiento de las arterias, que puede provocar dolor o calambres en las piernas durante la actividad. Ambas afecciones pueden interferir en la vida cotidiana, la movilidad y el sueño, pero conocer la diferencia es clave para recibir el tratamiento adecuado.

En este artículo se desglosan los síntomas, las causas y las vías de tratamiento del SPI y la arteriopatía periférica, lo que le ayudará a comprender lo que ocurre en sus piernas y cuándo debe consultar a un especialista vascular.

¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas (SPI)?

El síndrome de las piernas inquietas es una afección neurológica que provoca un impulso incontrolable de mover las piernas, a menudo acompañado de sensaciones incómodas.

Las sensaciones suelen empeorar durante los periodos de descanso. Por la tarde y por la noche es cuando los síntomas tienden a intensificarse, lo que puede interrumpir el sueño y causar importantes molestias.

Las sensaciones causadas por el SPI pueden variar de una persona a otra, pero a menudo se describen como hormigueo, quemazón, picor o incluso una sensación de arrastrarse por el interior de las piernas.

Las personas con SPI pueden encontrar un alivio temporal moviéndose. Caminar o estirar las piernas a veces puede ayudar, sin embargo, estas medidas de alivio son a menudo de corta duración.

He aquí algunas características comunes del SPI:

  • Empeoramiento de los síntomas durante la inactividad
  • Alivio mediante el movimiento
  • Sensaciones que empeoran por la noche

El SPI afecta a la calidad del sueño y a la vida cotidiana. Es importante buscar asesoramiento profesional para un tratamiento adecuado. El tratamiento puede incluir cambios en el estilo de vida y medicación, mejorando el confort y el bienestar.

¿Qué es la arteriopatía periférica?

La arteriopatía periférica afecta al flujo sanguíneo de las extremidades. Se produce cuando las arterias se estrechan debido a la acumulación de placa. La reducción del flujo sanguíneo puede provocar dolor, sobre todo en las piernas.

Esta afección se nota sobre todo durante las actividades físicas. Hacer ejercicio o caminar puede causar calambres o molestias. El dolor suele remitir con el reposo, proporcionando un alivio temporal.

La arteriopatía periférica es más frecuente en las personas mayores. También puede estar relacionada con otros problemas de salud, como la diabetes o el colesterol alto. Los factores relacionados con el estilo de vida desempeñan un papel importante en su desarrollo.

Algunos signos comunes de la arteriopatía periférica son

  • Dolor o calambres en las piernas durante el ejercicio
  • Adormecimiento o debilidad de las piernas
  • Frialdad en la parte inferior de la pierna o el pie

Conocer la arteriopatía periférica es crucial para controlar los síntomas. También ayuda a prevenir complicaciones como infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares. El diagnóstico y la intervención precoces pueden mejorar significativamente los resultados.

Diferencias clave: SPI frente a EAP

En ocasiones, el SPI y la arteriopatía periférica pueden confundir a los pacientes debido a la similitud de sus síntomas. Sin embargo, son enfermedades distintas. Comprender sus diferencias es esencial para un diagnóstico y tratamiento adecuados.

El SPI es un trastorno neurológico. Provoca una necesidad incontrolable de mover las piernas, principalmente durante el reposo. Estas sensaciones suelen ser más pronunciadas por la noche o durante los periodos de inactividad.

En cambio, la arteriopatía periférica es un problema circulatorio. Se traduce en una disminución del flujo sanguíneo a las piernas, que suele causar dolor durante la actividad física. Las molestias suelen remitir con el reposo, a diferencia del SPI, que puede empeorar.

Un factor clave que distingue estas afecciones son los desencadenantes de sus síntomas y los patrones de alivio. Mientras que el SPI afecta principalmente al sistema nervioso, la arteriopatía periférica tiene su origen en problemas de flujo sanguíneo. Cada una de ellas tiene implicaciones únicas para la gestión y el tratamiento.

La identificación de estas diferencias ayuda a lograr un diagnóstico preciso. También orienta los planes de tratamiento personalizados, garantizando una mejor atención a los pacientes. 

Síntomas comunes: Cómo reconocer cada afección

Cada afección presenta un conjunto único de síntomas que pueden ayudar a diferenciarlas.

El SPI se caracteriza por una necesidad imperiosa de mover las piernas, a menudo acompañada de sensaciones incómodas. Estos síntomas suelen empeorar por la noche o durante los periodos de descanso, lo que dificulta el sueño.

Por otro lado, la arteriopatía periférica causa principalmente dolor o calambres en las piernas, que aparecen durante actividades físicas como caminar. Estas molestias suelen remitir al descansar.

El SPI frente a la arteriopatía periférica

Para ayudar a identificar estas afecciones, he aquí un resumen de los síntomas:

  • Síntomas del SPI:
    • Fuerte necesidad de mover las piernas
    • Sensación de hormigueo o picor
    • Molestias que empeoran por la noche
  • Síntomas de la arteriopatía periférica:
    • Dolor en las piernas durante la actividad
    • Calambres
    • Los síntomas remiten con el reposo

Cada conjunto de síntomas tiene características distintas. Conocerlos puede orientarle hacia el consejo médico adecuado. Si experimenta alguno de estos síntomas, consulte a un profesional sanitario para explorar las opciones de tratamiento adecuadas. El reconocimiento y la intervención precoces son fundamentales para el tratamiento eficaz de ambas enfermedades.

Factores de riesgo y personas expuestas

Comprender los factores de riesgo asociados al síndrome de las piernas inquietas y la arteriopatía periférica es vital para la prevención y el tratamiento. Estos factores pueden variar significativamente entre ambas enfermedades.

En el caso del SPI, ciertos aspectos aumentan la susceptibilidad. Las mujeres son más propensas, y los antecedentes familiares de SPI también pueden influir. A veces, el SPI se relaciona con carencias de hierro u otras afecciones médicas, como enfermedades renales.

La arteriopatía periférica afecta principalmente a las personas mayores y está relacionada con el estilo de vida y el estado de salud. Los principales factores de riesgo de la arteriopatía periférica son el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión arterial y los niveles altos de colesterol. Estos factores pueden provocar el estrechamiento de las arterias.

Conocer estos factores de riesgo permite a las personas tomar medidas proactivas para controlar su salud. Consultar a profesionales sanitarios puede aportar más información y medidas preventivas adaptadas a los perfiles de riesgo individuales.

Diagnóstico: ¿Cómo se identifican el SPI y la EAP?

Identificar el síndrome de las piernas inquietas y la arteriopatía periférica implica diferentes enfoques diagnósticos debido a su naturaleza distinta. Un diagnóstico preciso es crucial para un tratamiento y una gestión eficaces.

En el caso del SPI, el diagnóstico se basa principalmente en la evaluación clínica. El personal sanitario revisará los síntomas y el historial médico para confirmar el SPI. No existe ninguna prueba específica, pero pueden comprobarse los niveles de hierro, ya que las deficiencias pueden contribuir a los síntomas.

Por otra parte, el diagnóstico de la arteriopatía periférica suele incluir varias pruebas para evaluar el flujo sanguíneo y el estado de las arterias. Las pruebas más comunes son:

  • Índice tobillo-brazo: Compara la presión arterial en el tobillo y el brazo.
  • Ecografía: Visualiza el flujo sanguíneo en las arterias.
  • Angiografía: Proporciona imágenes detalladas de los vasos sanguíneos.

Opciones de tratamiento para el SPI y la EAP

Las opciones de tratamiento del SPI y la EAP varían según las causas subyacentes y la gravedad de los síntomas. El tratamiento eficaz de estos trastornos puede mejorar notablemente la calidad de vida.

Ambas afecciones requieren un enfoque personalizado, ya que cada paciente puede responder de forma diferente al tratamiento. El seguimiento continuo y la comunicación abierta con los profesionales sanitarios garantizan una atención óptima. La aplicación de estas estrategias no sólo trata los síntomas, sino que también previene la progresión, lo que conduce a mejores resultados de salud a largo plazo.

Cuándo acudir al médico: Señales de advertencia y pasos a seguir

Saber cuándo hay que buscar atención médica para el síndrome de piernas inquietas o la arteriopatía periférica es crucial. Retrasar la visita al médico puede provocar un empeoramiento de los síntomas y posibles complicaciones.

Si experimenta alguna de las siguientes situaciones, consulte inmediatamente a un profesional sanitario:

  • Molestias persistentes en las piernas o necesidad de moverse, sobre todo por la noche.
  • Dolor o calambres en las piernas durante las actividades físicas
  • Cambios en el color de la piel o en la temperatura de las piernas

Mejorar la calidad de vida: Vivir con SPI o EAP

Vivir con síndrome de piernas inquietas o arteriopatía periférica requiere un tratamiento continuo y ajustes en el estilo de vida. Ambas afecciones pueden afectar a las actividades cotidianas, pero unas estrategias eficaces pueden mejorar su calidad de vida. Si conoce su enfermedad, podrá tomar medidas proactivas para aliviar los síntomas.

La incorporación de estos cambios puede marcar una diferencia significativa:

El apoyo de los profesionales sanitarios, la familia y los amigos es esencial para tratar estas afecciones. Participe en grupos o foros de apoyo para ponerse en contacto con otras personas que se enfrentan a retos similares. Recuerde que mantenerse informado y participar activamente en su plan de cuidados le permite llevar una vida plena y satisfactoria a pesar de estas afecciones.

Permitir que los pacientes tomen el control

Reconocer las diferencias entre el síndrome de las piernas inquietas y la arteriopatía periférica es un paso importante para mejorar la salud de las piernas. Comprender los síntomas y buscar la atención adecuada puede mejorar la comodidad, la movilidad y el bienestar general.

La colaboración con especialistas vasculares le permite desarrollar un plan de tratamiento personalizado, supervisar sus progresos y abordar los cambios con prontitud. La comunicación abierta y las revisiones periódicas son esenciales para controlar los síntomas con eficacia.

Usted tiene el poder de tomar el control de su atención médica. Para obtener orientación experta y atención personalizada, programe una consulta con United Vein & Vascular Centers y dé el siguiente paso hacia unas piernas más sanas.

Preguntas frecuentes

¿Cómo puedo saber si las molestias en las piernas son SPI o EAP?

El SPI suele provocar un impulso incontrolable de mover las piernas, sobre todo por la noche o durante el reposo, mientras que la EAP suele producir dolor, calambres o fatiga durante la actividad física.

¿Qué tratamientos existen para la EAP y el SPI?

La EAP puede requerir cambios en el estilo de vida, medicación o procedimientos vasculares, mientras que el SPI suele tratarse con medicación, ajustes en el estilo de vida y estrategias de higiene del sueño. Un especialista vascular puede recomendar el mejor enfoque.

¿Cuándo debo acudir a un especialista vascular?

El dolor persistente en las piernas, los calambres o la inquietud nocturna justifican una evaluación. Una consulta precoz ayuda a determinar la causa y garantiza un tratamiento adecuado.

Si le preocupa la salud de sus venas, programe una consulta con un especialista en venas y vasos sanguíneos para tranquilizarse.

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